¿Qué aprenderás en este artículo?
- Introducción
- Quién soy y qué estoy haciendo aquí
- ¿Qué es el apego?
- Situaciones en mi vida en las que he sentido apego:
- Apego al pasado: un apego demasiado peligroso
- Causas del apego: ¿por qué te cuesta tanto decir adiós?
- Consecuencias
- ¿Cómo supe que había superado el apego?
- 5 Claves para superar el apego
- Conclusiones
Voy a empezar con unas preguntas:
- ¿Alguna vez has sentido que no ibas a ser capaz de vivir sin alguien?
- ¿Te vas de viaje y no lo disfrutas porque echas de menos tu casa?
- ¿Eres incapaz de desconectar del trabajo?
- ¿Has perdido a una mascota y la has reemplazado inmediatamente por otra porque no eras capaz de llenar ese vacío de otra manera?
- ¿Se rompe tu coche y es como si te faltasen las piernas?
- ¿Has tenido que mudarte de apartamento y no te atreves a tirar todas esas cosas que llevan años en cajas y ya no usas para nada?
Cuando mueren los apegos, nace la libertad. Noam Chomsky
Introducción al Apego
Estoy convencida de que te sientes, o te has sentido, apegado a algo alguna vez en tu vida: padres, pareja, posesiones materiales, mascotas, incluso sensaciones.
El apego es como una adicción. Sientes que no podrías vivir sin ciertas cosas, que las necesitas para sentirte bien y que si te faltasen prácticamente te sentirías morir.
No te preocupes, nos pasa a casi todos y puede superarse. Te diría, incluso, que puede usarse el apego para aprender, crecer y evolucionar.
Todo se puede usar a tu favor, si sabes ver una oportunidad de mejora en los aspectos de tu vida en los que sientes alguna limitación.
Lo mires por donde lo mires, y aunque en algunos momentos te traiga consecuencias aparentemente positivas, el apego es una carga que te va a impedir ser la persona que deseas.
Tengo muchísimas ganas de contarte todo lo que he aprendido del apego.
Quién soy y qué estoy haciendo aquí
Mi nombre es Tania y estoy muy feliz de estar contigo.
Estoy aquí porque hace unos meses decidí practicar el desapego, otra vez, y cambiar de vida radicalmente.
Dejé atrás una vida cómoda y aparentemente segura, a la que me sentía realmente apegada, y marché con la mochila a recorrer Asia e intentar montar un negocio online.
En busca de respuestas y herramientas para seguir evolucionando, me encontré con este blog, exito-personal.com, y con Miguel. Su trabajo me inspira y es para mi todo un honor que hayan aceptado mi propuesta para publicarme este artículo.
Le propuse trabajar sobre el apego, porque es una cuestión a la que me he enfrentado en tantas ocasiones que estoy convencida de que puedo aportar muchas cosas.
He lidiado con el apego tantas veces que no sería capaz de recordarlas todas. Con el paso de los años, me fui dando cuenta de que cada vez me resultaba menos complicado practicar el desapego, y desvincularme de aquello que había que dejar atrás.
No fue nada fácil, sufrí mucho y, seguramente, hice sufrir a los demás.
Pero de repente, un día cualquiera, fui consciente de que ya no sufría a causa del apego, que me había hecho más libre y que la vida siempre te trae lo bueno si miras hacia delante; del pasado ya no te puede traer nada.
Me encantaría contártelo todo y que sacases muchas conclusiones para poder dejar de pasarlo mal cada vez que tengas que desprenderte de alguna parte de tu vida.
¡Quédate que empezamos!
¿Qué es el Apego?
Walter Riso lo explica muy bien en la siguiente definición: “Vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas: que es permanente, que te va a hacer feliz, que te va a dar seguridad total y que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vinculo de este tipo, no estás preparado para la pérdida y no aceptas el desprendimiento”.
Es cierto que se recomienda fomentar el apego en ciertas etapas de la vida, para favorecer el desarrollo emocional de los bebés, como bien puedes leer aquí, pero pondría la mano en el fuego porque no es de este tipo de apego del que quieres que te siga hablando.
Las situaciones de mi vida en las que he tenido que verme las caras con el apego
En muchas ocasiones, tenemos un concepto nuestro, o más bien de nuestra máscara, que no se corresponde con la realidad.
No tenemos ni idea de quiénes somos, así que nos identificamos con lo que creemos que somos o con lo que nos han dicho que somos pero, sobre todo, con lo que nos gustaría ser.
Seguro que esto también te ha pasado a ti.
En mi caso, siempre me ha gustado creer que era una niña independiente, libre y decidida, que no dependía de nada ni de nadie y que, por tanto, no necesitaba de nada ni de nadie para ser feliz.
Eso es la teoría…en la práctica era otra cosa.
Me gustaría contarte, por etapas, los momentos más relevantes de mi lucha con el apego.
El apego en mi infancia
Tenía sólo 12 años cuando se me metió en la cabeza irme a estudiar a un internado.
De un pueblo pequeño de Toledo al que amo, Madridejos, me busqué un colegio privado en Madrid, donde poder empezar a volar. Siempre quise correr mucho.
Aunque ahora a los jóvenes de 12 años se les puede considerar adolescentes porque tienen ya el pavo subido, cuando yo tenía 12 años era una niña.
Era una niña que parecía fuerte, autosuficiente y decidida, como te contaba antes, pero una niña al fin y al cabo.
Lo que empezó siendo para mi una aventura y una experiencia preciosa, se convirtió en un auténtico suplicio donde se empezaron a destapar mis máscaras.
No recuerdo haber sentido apego en anteriores ocasiones, porque con esas edades no tienes conciencia de algo así, pero ahora sé perfectamente qué me estaba pasando.
Como durante la semana estaba fuera de casa, alejada de mi entorno, cuando volvía no quería despegarme de mi madre. El mundo me daba igual, sólo quería estar con mi madre. Yo, que jamás había sentido dependencia ni había sufrido por cosas así, sentía que mi mundo se acababa cuando llegaba el lunes por la mañana y me tenía que montar en el coche de vuelta al internado.
El internado no era el problema, allí lo pasaba genial y me trataban muy bien. El problema era el vinculo tan grande que había desarrollado hacia mi madre y que tenía que mutilar cada lunes, para no volver a recuperar hasta el viernes.
Tania, que era una niña a la que le gustaba mucho salir con sus amigos, se encerraba en casa cada fin de semana para sentir el calor de su mami. Mis amigas tenían que venir a verme porque me negaba a salir. Sólo pensar en estar 5 minutos separada de mi madre, me provocaba un nudo en el estómago que se reflejaba en el brillo de mis ojos y me provocaba el llanto al mínimo descuido.
Si mi madre necesitaba hacer algo sin compañía, se marchaba sin avisar y, cuando me daba cuenta, me hinchaba a llorar hasta que mi mamá volvía.
El apego en la adolescencia
Tú también has pasado por esta etapa y sabes que es muy complicada, sobre todo en lo que al tema amoroso se refiere.
Para entonces, ya nos hemos tragado los cuentos románticos que nos traen las películas, y buscamos esas relaciones insanas para sentirnos adultos completos.
Fui una niña adelantada para todo, para los novios también, y con la misma intensidad que me costaba separarme de mi madre en aquella etapa del internado, me costaba separarme de mis novios en la adolescencia.
La sensación de “no puedo vivir sin ti, si me faltas me muero, si me dejas me suicido y si te vas con otra moriremos los 3”, me acompañó muchos años.
Creaba terribles lazos de dependencia que provocaban que estas primeras relaciones se convirtiesen en un suplicio más que en una bonita historia de amor.
Mi apego en la edad adulta
Mi apego en la edad adulta tiene más que ver con el trabajo, la casa, el coche y el círculo social.
Está claro que, en mi caso particular, en lugar de ir practicando el desapego y aprendiendo a decir adiós, fui desarrollado más dependencias.
Según iba teniendo más cosas, relaciones que se suponían más “maduras” y una vida más adulta, me iba apegando a todo eso para sentirme valiosa.
Cuantas más cosas sentía mías, más apegos aparecían.
Concretamente en el trabajo, donde me sentía más reconocida, y más querida, era donde tenía más problemas con el apego.
El trabajo no era mi trabajo, era lo que llenaba mi vida.
Recuerdo las palabras de mi jefe cuando me daba vacaciones y me las pasaba en el trabajo: “¿quieres hacer el favor de irte a tu casa a disfrutar de tus vacaciones?”, me decía con cierta sorna.
No sentía por mi el amor suficiente que hay que tener para entender que cuando no estaba trabajando también era una persona valiosa.
Por ese motivo, cada vez que cambiaba de trabajo, voluntariamente, me costaba un tiempo desvincularme de compañeros, jefes, clientes e incluso del mismo local en el que estuviese desarrollando mi profesión.
Pero es mucho más significativo lo que me pasaba con “mi casa” o “mi ciudad “. Por ejemplo: Cuando me mudé desde Boadilla del Monte en Madrid, para instalarme en Linares (Jaén), cada vez que volvía a Madrid, me desviaba a Boadilla, aunque no tuviese que pasar por allí para nada.
Iba sola con mi coche y, antes de llegar a Madrid, pasaba por la que había sido mi ciudad y hacía los mismos recorridos que formaban parte de mi rutina en el pasado: pasaba por la puerta de mi casa y me paraba para mirarla detenidamente, continuaba hasta la puerta del negocio en el que había trabajado y reducía mucho la velocidad para volver a sentir los olores, los ruidos y las sensaciones de las que me había rodeado en aquellos momentos.
Podía llegar a ponerme la misma canción que ponía para llegar de casa al trabajo por aquel entonces, imaginando que nada había cambiado, que todo seguía igual.
No quería reconocer que ya sólo iba allí de visita, que mi vida ahora estaba en otro sitio.
Apego al pasado: un apego demasiado peligroso
El apego al pasado es el que considero más peligroso porque se puede relacionar con todo lo que te he mencionado antes: posesiones materiales, personas, trabajos…
Cuando te cuesta mucho dejar de mirar hacia atrás y te mantienes apegado a algo que formó parte de tu vida, pero que ya no está, estás frenando tu avance.
Causas del apego: ¿Por qué te cuesta tanto decir adiós?
Las despedidas son dolorosas, odio las despedidas en todas sus modalidades, pero forman parte de la vida y hay que afrontarlas.
Cuando te deja tu pareja, cuando tienes que mudarte, si cambias de coche, pierdes a un ser querido…te sientes más seguro manteniendo eso que has perdido en tu presente (aunque sólo pueda ser un recuerdo), sin darte cuenta de que es un lastre para continuar tu camino.
Las principales causas del apego son las siguientes:
- Inmadurez emocional. Sobre todo en lo que respecta a bajos umbrales de sufrimiento (ley del mínimo esfuerzo) e intolerancia a la frustración. A nadie le gusta sufrir, eso es evidente; la diferencia está en soportarlo y salir hacia delante o negarlo y estancarse.
- Miedo a los cambios, a volver a empezar. Te da mucho miedo salir de la zona de confort y prefieres agarrarte a un clavo ardiendo que transitar nuevos caminos que, casi con toda seguridad, te llevarán a mejores lugares.
- Falta de autoestima. Si el apego que sufres es muy fuerte, no sólo no te quieres sino que interpretas tu valía en función de lo que tienes, y no de lo que eres. El miedo a dejar de ser amado o a no poder llenar el vacío que deja lo que se va, también tiene mucho que ver con esta baja autoestima.
- Necesidad de seguridad. Te sientes más seguro cuando acumulas muchas cosas y te rodeas de personas que te solucionan la vida. Si se rompe el coche o tu mejor amiga se va a vivir a otra ciudad, no tendrás ni idea de cómo llenar ese vacío.
No es malo que mires atrás para recordar la cantidad de cosas que has vivido, porque ellas te han convertido en lo que eres hoy, pero el pasado no puede convertirse en el centro de tu vida.
Consecuencias
- No disfrutas del presente. No te das cuenta de que el protagonista de tu vida es siempre el presente, no hay nada más. Cuando te amarras al pasado, el presente se te escapa entre las manos y será muy doloroso cuando compruebes que ese tiempo perdido no va a volver.
- No estableces relaciones sanas. Si eres una persona que sufre mucho por el apego, tiendes a convertirte en un gran chantajista emocional, incapaz de entender que el otro es una persona libre que ha venido al mundo a algo más que a cubrir tus necesidades.
- Cada día te quieres menos. Si el apego cohabita contigo es señal de que el amor que sientes por ti es pobre y de mala calidad. Tu autoestima se ve cada vez más mermada y tú cada vez desarrollas más dependencias.
- Ansiedad, depresión, frustración. Cualquier persona incapaz de dejar marchar el pasado, tendrá tendencia a sufrir una frustración tan terrible que pueda desencadenar algún tipo de patología.
Cómo supe que había superado el apego
Te explicaba al principio que me encuentro en una etapa de cambio radical. A pesar de que los cambios radicales suelen venir precedidos de grandes crisis personales, este no fue mi caso.
Mi cambio de vida se ha debido a unas ganas locas por aprender cosas nuevas y vivir experiencias diferentes, buscando mayor enriquecimiento.
¿Qué ocurre con esto? Pues que si ya cuesta despegarse del pasado, cuando ha ido mal, imagínate en mi caso que dije adiós a un pasado que iba muy bien.
Cuando tomé la decisión de vender mi negocio y cambiar mi vida cómoda por una vida incierta, sin ingresos y lejos de todo lo que conocía hasta ahora, tenía claro que me iba a resultar tremendamente duro volver a mi Linares adorado, pasar por la puerta de mi negocio maravilloso e ir a visitar a la amiga que había alquilado el que antes era mi piso.
En definitiva, pensé que me sería muy complicado volver a relacionarme con mi vida pasada, desde mi vida presente, sin sentir la pérdida.
Pero me equivoqué, me subestimé.
Me sorprendí gratamente mirando al pasado con un amor que no había conseguido el resto de veces que había tenido que decir adiós. Me sentía en paz, agradeciendo todo lo vivido y sin reparo en volver a encontrarme con los lugares y las personas de esa última etapa.
Comprobé, por fin, que había conseguido aprender de mis errores y que gracias a mi pasado estaba consiguiendo construir la vida que quería, trabajando por mi éxito personal.
Y lo mejor de todo, sin mirar atrás con el dolor y la pena que lo había hecho en otras ocasiones.
5 Claves para Superar el Apego
- Trabaja tu autoestima. Mi experiencia me dice que la autoestima está en la base de todo o, al menos, así ha sido en mi vida. Si no sabes darte amor a ti mismo, vas a buscar ese amor por todos lados y llenarás tu vida de cosas y personas que sólo dificultan tu camino. Es muy importante que llenes tus vacíos con tu propio amor.
- Aprende a decir adiós desde el agradecimiento. El poder de la gratitud también me ha ayudado mucho en mi camino. Es muy poderoso saber agradecer todo lo que ha formado parte del pasado para mirar hacia delante sin rencor. Porque gracias a las personas, cosas, situaciones y aprendizajes del pasado, eres la persona que está leyendo esto hoy.
- Practica alguna actividad que te permita vivir el presente en toda su plenitud. El apego te aleja del momento presente, sobre todo cuando se trata de apego al pasado. Meditar, practicar Pilates, Chikung e intentar poner conciencia en el ahora en cada cosa que hago, es lo que me ha ayudado a mi a poder disfrutar más del presente. Sólo tienes que buscar qué es lo que te conecta a ti con tu propio presente.
- Acepta que tú y los demás, sois seres libres. Si no te quieres como es debido, es imposible que sepas querer a los demás y respetar sus necesidades. Una vez que te aceptas y te respetas, serás capaz de ver en los demás a personas libres que merecen el mismo respeto que tú. De este modo, no gastarás energías en intentar apegarte a nadie porque todo lo tienes en ti.
- Acepta que la vida son etapas. ¿Cuántas veces has escuchado esto de las etapas de la vida? La vida no es una línea recta que hay que seguir a toda costa. La vida tiene curvas, baches, cuestas, piedras y, a veces, hay que parar para reprogramar el gps o para descansar y continuar con más fuerza. Así se forjan las etapas. Los tramos que dejas atrás siempre te habrán aportado algo y tienes que saber aceptar que hay que cerrar etapas. Lo sientes dentro, las circunstancias te lo dicen y has de decir adiós y continuar el camino.
Conclusiones
Sé que ya has tenido que cerrar varias etapas en tu vida y que no ha sido fácil. ¡No te imaginas cómo te entiendo!
Pero hay que aligerar peso, quitarnos cargas y mirar hacia delante cada más con más ligereza y menos cosas que arrastrar.
La consecuencia es que te sientes libre, que puedes dejarte de máscaras, que sabes llenar tus vacíos con todo tu amor y que empiezas a tener relaciones auténticas y sanas.
Estoy segura de que cada etapa que has cerrado, te ha aportado lecciones maravillosas, aunque aún no hayas sabido verlas.
Te invito a que te desprendas de las personas, las cosas y las emociones que frenan tu evolución. No has venido aquí para tirar de grandes pesos sino para vivir en paz y rodeado de amor.
Y para terminar, ojalá te tomases tan en serio tu desarrollo personal que pudieses:
- Reconciliarte con tu pasado, haya sido como haya sido.
- Tirar todas esas cajas llenas de trastos, acuérdate que no necesitas 8 pijamas ni 20 pares de zapatos.
- Entender que todo lo que no te ayuda a avanzar, te está frenando y no te sirve.
Y ahora te toca a ti, estoy deseando conocer tu opinión y saber algo de tu historia.
¿Cómo te defiendes con esto del apego?
¿Has podido superar el pasado?
¿Te sigues sintiendo muy apegado a algo y no sabes cómo superarlo?
Y ya sabes, COMPARTIENDO Y COMENTANDO NOS HACES MUY FELICES Y NOS AYUDAS A AYUDAR A OTRAS PERSONAS.
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GRACIAS INFINITAS
Gracias Miguel y Vanessa por dejarme colaborar con vosotros!
Es un honor y un placer y espero que el inicio de una buena amistad.
UN ABRAZO GRANDE PARA LOS DOS
Muchas gracias Tania, es un placer publicar este magnífico artículo tuyo, para todos nuestros lectores, con tantas claves útiles sobre ese lastre psicológico del apego que todos llevamos con nosotros, muchas veces sin ni siquiera darnos cuenta.
Te deseamos muchos éxitos en todo lo que inicies, que serán inevitables de todas formas, porque lo que aportas es de una enorme calidad y ayudas a muchísima gente.
Y por supuesto, vamos trabajando ya en la proxima colaboración 😉
Un fuerte abrazo y hasta pronto!
Me ha gustado mucho tu artículo. En mi vida he tenido que desprenderme de muchas cosas, parejas, trabajos para poder seguir avanzando y cuando lo haces te entra una inseguridad tremenda ya que no sabes si ha sido una buena decisión. Ahora me doy cuenta que no hay decisiones buenas o malas , simplemente es la mejor opción que ves en el momento de tomarla ,puede que después te arrepientas pero seguro que si tomaste una decisión en un momento determinado es por qué la necesitabas.
Gracias por tu artículo sobre el apego, me ha ayudado mucho.
Muy bonitas reflexiones para poner en practica mi meta va a ser estarlas practicando para recuperarme
muchas gracias saludos
Me ha encantado el artículo. Estoy buscando ciertas claves para trabajar el desapego con mi ” pareja”.
Mis apegos no están relacionados con lo material, solo con las personas. No llego al punto de sentirme morir, pero me provoca un poquito de ansiedad el pensar que ya no formarán parte de mi vida; me cuesta asumirlo, sobre todo si esas personas son muy queridas.
En principio, estoy llevando una vida separada de mi pareja ( con el que llevaba viviendo 7 años). No descarto la posibilidad de que se termine la relación, pero no me gusta echar en el olvido a personas que he querido. Me gusta saber que están bien y poder compartir ciertas vivencias, si es posible. ¿Es esto apego? Porque yo lo considero auténtico ” amor” hacia las personas
Excelente artículo. Creo que hay que añadir que debemos confiar en la sabiduría de nuestro corazón y prestarle más oído que al corazón. Muchas veces en nuestro interior sabemos cuál es la decisión correcta y por pensarla demasiado la posponemos. Todo lo que soltamos nos hace ir más livianos por la vida. Suerte y paz a todos!
Me gustó este artículo y toda tu experiencia lo hace más fácil, hace apenas un año apareció en mi vida está palabra APEGO, ya que después de 24 años de relación con mi pareja terminaron por una infidelidad, me sentí morir y creía como tu lo dices que no podía vivir sin ella regresamos y acepte todo sin condiciones cosa que hizo mi dignidad pedazos durante 8 meses y finalmente no volvimos a separar, siempre escuché sobre el apego pero nadie decía cómo liberarse de el, ahora se que mis etapas han estado marcadas con el apego y han sido de alguna manera dolorosa, cómo la etapa escolar la cual lleve en mi mente muchos años después, recuerdo haber sufrido con anticipación la salida y la pérdida de mis amigos, otra etapa fue la vivida en una oficina donde fui muy feliz y la cual lleve en mi mente y extrañaba tanto que añoraba regresar a lo que un día fue pero ya no existía nada de esa oficina, ahora enfrentó de nuevo el apego y cómo liberarme de el y se que estando consciente de lo que se siente y como he vivido, creo que merezco ser feliz y libre y para poder evolucionar y ser feliz sin ataduras, muchas gracias es un artículo muy bueno y llego a mi en el momento donde más lo necesitaba y me da mucha esperanza haberlo leído gracias.