Estoy de cumpleaños en los próximos días. Es uno de esos trascendentales, donde llegas a una edad con un cero a la derecha. En mi caso, cuarenta. Así que es un buen momento para pararse a reflexionar en profundidad.
Parece que olvidamos que cada mañana nos levantamos completamente renovados. Todo lo que ocurrió en el pasado ya terminó. Sí, el pasado puede influenciar nuestro presente, y es cierto que (seguramente) despertarás con algunas de las mismas responsabilidades que en el día de ayer, como hijos, esposa, deudas, trabajo… etc.
A pesar de todo esto, cuando te despiertas por la mañana, comienzas con una vida nueva, listo para marchar con un buen surtido de habilidades, contactos, conocimientos y oportunidades.
A menos que vivas en un sitio como Corea del Norte, tendrás la capacidad de hacer uso de ese enorme poder para hacer lo que quieras y dirigir tu reciente y nueva vida en cualquier dirección que elijas.
Olvidamos que tenemos esa opción. En lugar de despertarnos con una vida fresca y nueva, simplemente continuamos la narrativa de nuestra propia historia.
- Si eres una estresada madre soltera, continuarás ese relato.
- Si eres un pobre estudiante de instituto, continuarás ese relato.
- Si estás en tus años de jubilación, retirado y aburrido, continuarás ese relato.
- Si eres rico y poderoso, continuarás ese relato, al igual que harás si apenas te da para pagar tu alquiler.
- Si tienes un trabajo de mierda o un matrimonio de mierda, o vives en una casa de mierda o tienes un cuerpo de mierda, continuarás ese relato.
Existe un proceso dentro de la fisiología humana llamado homeostasis. Es una función básica que lo mantiene todo “igual”.
Esto es bueno para algunas cosas, porque por ejemplo mantiene la temperatura de tu cuerpo a 36,5 grados. Pero para otras resulta negativo, puesto que mañana por la mañana todo en tu sistema te estará contando: “No cambies nada. Eres quien eres. Continúa el relato”.
Si vives una vida completamente fantástica, en la que cada área es más o menos lo que exactamente deseas que sea, entonces este mensaje probablemente esté bien.
Sin embargo, si existen otras partes del relato que no te gustan, has de hacer todo lo que esté en tu mano para ignorar este mensaje. Y no resulta fácil.
En vez de lo anterior, mañana por la mañana cuando te levantes, adquiere el punto de vista de una conciencia alienígena o espíritu del pasado muy organizado, muy motivado, muy positivo, muy entusiasmado, que se haya metido repentinamente en tu cuerpo y cerebro y haya despertado con tu vida.
En vez de preocuparte por cargar con el relato de tu vida, con lo bueno y lo malo, esta nueva consciencia estará centrada en hacer lo mejor que pueda con lo que tienes y con lo que eres.
Intenta este ejercicio: toma un modelo, tu ídolo favorito de todos los tiempos para seguir. Alguien apasionado, increíble. Alguien que haya hecho grandes cosas. Puede ser cualquiera, vivo o muerto. La única restricción es que esta persona debe ser de tu mismo género.
Ahora visualiza y piensa que esta persona ha despertado de repente dentro de tu cuerpo y que ahora tiene tu vida. ¿Qué haría esta persona? ¿“Continuaría adelante” igual que has hecho tú?
¡Ni de coña! Esta persona se valdría de todos los vastos recursos a tu disposición y los utilizaría para crear la vida más asombrosa que puedas ver.
¿Sabes qué? Ahora tú eres esa persona. No existe ninguna ley que diga que has de seguir haciendo simplemente lo que hayas estado haciendo en los últimos meses, años o décadas.
Mañana, despertarás nuevo. Puedes hacer cualquier cosa que desees.

“Haz lo que puedas, con lo que tengas, estés donde estés” – Teddy Roosevelt
Artículo original: Are You Just Continuing Your Narrative? por Caleb Jones
Traducción: Luis Bermer
Imágenes: Denim por Farrel Nobel
Muy motivador el artículo. “Fake it until you make it”, aunque la inercia sea muy grande… Herramientas y un plan de acción para ir dejando esa vereda escrita por nuestra historia del pasado y diseñar la vida que queremos para el futuro.
Mucho menos doloroso decirlo que hacerlo, claro.
Tal vez peque de simplista afirmando que cada día nacemos al despertar y morimos al dormir. Aquellos que por sus circunstancias ven el vaso ahora mismo medio vacío, sentirán más bien lo contrario: nacen al quedarse dormidos y mueren cuando despiertan a un largo (y tal vez duro¿?) día.
Bien. Todo cambia cuando un día decides dejar de ser fiel a tu historia y romper con esa programación diaria que te lleva a vivir una vida que no te gusta. Cambiar es un instante; adueñarte de ese cambio es un poco más doloroso… pero, ¿quién dijo que ese dolor es sinónimo de malo?
Gracias Miguel por la impecable traducción de este motivador artículo. Comparto. 🙂
Muchas gracias por tu comentario Jesús,
Efectivamente, es más fácil decirlo que hacerlo.
Para facilitarnos el camino podemos utilizar diversas herramientas de cambio de creencias y reprogramación mental como la PNL, la hipnosis y otras muchas y variadas disciplinas.
Pero, como leí por ahí, “la puerta del cambio sólo se abre desde dentro”. Sólo se puede cambiar si uno quiere, y ese es el quid de este artículo: ¿estás dispuesto a cambiar tu historia?
Es el primer paso, pero sin ese primer paso no pueden venir los demás.
Un abrazote, nos leemos Jesús!
Medellin 30 de marzo de 2017
Cordial saludo,
Me encanta todos los libros suyos a la fecha los he leído todos, en el ámbito personal, laboral y social han sido herramientas fundamentales, para lograr mis objetivos.
Mil gracias por estos aportes tan importantisimos.
Buenos días Miguel!
Cuánta verdad…
Qué complicado se nos hace romper patrones y cambiar hábitos que tenemos tan arraigados. Ni siquiera los cuestionamos, es lo que siempre hemos hecho, no estará tan mal. En el fondo de nosotros sentimos que no es lo que queremos, pero bueno, nos dejamos arrastrar. Lo que sea antes de hacer cambios que pongan en duda lo que creemos que somos y, sobre todo, lo que le hemos hecho creer que somos a los demás.
Por suerte, yo estoy bastante familiarizada con los cambios y con abrir etapas nuevas, nunca me ha dado miedo, pero lo normal es asustarse y agarrarse a lo seguro, aunque sea un clavo ardiendo.
Supongo que eso pasa porque ni nos escuchamos, ni nos conocemos, ni nos molestamos en aprender las lecciones que nos quiere dar la vida.
No pienso dejar que eso me pase…me voy a dar muchos golpes, lo sé, no sería la primera vez, pero podré decir: “he aprendido, he crecido y he creado mi vida”.
GRACIAS POR EL ARTÍCULO Y UN FUERTE ABRAZO