No puedo. No es posible. Nadie puede. Está la cosa muy mal. No se puede cambiar. Confórmate. Es demasiado difícil. A mí no me funciona. No es culpa mía. No lo controlo yo. No tengo tiempo. No tengo ganas. Las cosas son así. Hay gente que está peor. Hay que aguantarse. Es imposible.
¿Cuál es tu excusa favorita?
Un mundo de quejas y excusas
Mi mayor encontronazo con la excusitis aguda fue en la época de la universidad. Duermo bastante mal con ruidos así que usaba tapones para evitar que me despertasen, ¡funcionan estupendamente y duermo como un lirón! Pues a veces (¡más de las que os imaginaríais!) venían compañeros diciendo que no podían concentrarse para estudiar o hacer las prácticas, con cosas de este estilo:
“He dormido mal porque (mis vecinos montan un escándalo / hay obras en mi calle / mi familia arma mucho jaleo / etc etc)”
Y yo simplemente decía: “Usa tapones para los oídos”
“Ay, es que no puedo dormir con tapones”
“Ah, ¿y con el ruido de la obra sí que puedes?”
Escuché a mucha gente quejarse de los tapones para los oídos, que si no estaban acostumbrados a dormir con tapones, que si les incomodaban, etc etc. ¡Pasaban más tiempo quejándose de los ruidos que buscando una solución al problema! Y cuando se les planteaba una solución, ¡también se quejaban!
A la gente nos gusta buscar excusas porque no queremos hacer las cosas, y porque nos gusta quejarnos de nuestra situación.
La gente normalmente no busca soluciones sino que busca que les escuches quejarse de lo mal que le van las cosas.
Yo no soy una excepción. Toda mi infancia, adolescencia y buena parte de mi vida adulta me he estado quejando de la facilidad que tengo para coger peso y la dificultad para bajarlo. Que si yo es que soy gordito, que si mi metabolismo tiende a engordar, que si tengo mal las tiroides, etc etc.
Hasta que fui al médico a hacerme un análisis específico de las tiroides… y resultó que ¡mis tiroides estaban estupendamente! ¡Cachis! Me habían quitado mi perfecta excusa para justificar mis kilos de más.
¿Y ahora qué iba a hacer yo para justificar mi michelín? Pues poca cosa. Al enfrentarme a la realidad de que mi metabolismo no es especial, pues poco me quedaba excepto ponerme más serio con la dieta y el ejercicio.
Y los resultados me han demostrado que era una puñetera excusa para justificar mi vida sedentaria. Desde que he decidido que mi forma física es responsabilidad únicamente mía, me quejo menos, pero tengo que trabajármelo más 😉
No te quejes. O quéjate menos, y busca soluciones.
Lo mejor sería no quejarnos. Aceptar las cosas como vienen, evaluar las situaciones y ser proactivos.
Aunque soy consciente de que ¡es muy difícil no quejarse! Yo soy el primero al que le cuesta mucho no quejarme de cómo actúan los demás, por ejemplo acerca de esta situación económica en la que está el mundo y a la que hemos llegado por la especulación y la avaricia de unos pocos, que nos han dado razones más que suficientes para indignarnos.
Vale, pues quéjate. Pero inmediatamente plantea una solución. Declara en ese momento qué vas a hacer tú para mejorar la situación.
En PNL partimos de que el cerebro piensa en positivo (ver: ¿Qué es la PNL?). Por ejemplo si te digo:
“No pienses en un elefante rosa”
¿En qué piensas? En un elefante rosa. El cerebro no entiende una negación. Esto parece obvio porque ya ha calado en la cultura popular y casi todo el mundo conoce al elefante rosa, pero no debe ser tan trivial porque casi todo el mundo se sigue quejando y enfocando en lo negativo.
“No pienses que tu trabajo es una mierda”
¿En qué piensas? … … … Lo imaginaba. Pues cada vez que te quejas de tu trabajo, de tu relación de pareja, de tu familia, de tu situación económica, etc, ¡estás volviendo a meter al elefante rosa dentro de tu cerebro!
Ojo, que esto no quiere decir que tus críticas no estén infundadas: es posible que tu trabajo tenga cosas malas, que en tu relación de pareja haya cosas que mejorar, que tu situación económica sea delicada… todo esto puede ser cierto, y no lo deberías ignorar. No queremos irnos al optimismo desmesurado, sino al pensamiento crítico.
Evalúa lo que no te gusta de tu trabajo, de tu relación, de tu situación económica, o del problema que te preocupe en este momento, y una vez que lo hayas evaluado, ponte a buscar soluciones.
¿Para qué? Para tener en mente la solución, no el problema.
Si te enfocas en las soluciones en lugar de los problemas, para empezar será más fácil que lo consigas, ya que tienes tu atención dirigida hacia ello. Y además, tu estado de ánimo será mucho más positivo al centrarte en la solución, en lo que realmente quieres.
Quejas vs Pensamiento Crítico
No queremos irnos a un positivismo utópico donde pensemos que todo es maravilloso y genial. En este mundo hay sistemas y personas que intentarán buscar su propio beneficio a costa nuestra.
Si la crisis económica la han causado los bancos y los mercados financieros con la connivencia de los políticos, la solución no es ser super optimistas y sonreir mientras vemos mermados nuestros derechos y nuestro nivel de vida para pagar los platos rotos. La solución es castigar a los parásitos que nos expolian e impedir que lo vuelvan a intentar.
Igualmente, si estás en una relación de pareja abusiva, la solución no es que seas aún más dócil, es quitarte a tu pareja de encima lo antes posible.
Y si en tu trabajo te explotan, la solución no es llegar cada mañana con una sonrisa, es buscarte otro trabajo mejor (o emprender, o emigrar… tienes alternativas).
En general, cuando estamos en una situación que no nos conviene, en la que nos están causando un cierto perjuicio, pensar que “tól mundo es güeno” y que hay que aceptar todo lo que nos venga con una sonrisa es contraproducente por varias razones:
* porque no tenemos por qué aceptar los agravios que nos causan otros
* porque la culpa la tiene quien causa el perjuicio
* porque si no lo impedimos, nos lo volverán a hacer.
Pero, ¡ojo! culpa y responsabilidad no son lo mismo. Aunque la culpa la tengan factores externos, la responsabilidad personal sigue siendo nuestra. Si la situación no nos gusta, no tenemos por qué aceptarla.
Cuando nos quejamos lo que hacemos es sacar la responsabilidad fuera de nosotros, y lamentarnos de cómo nos afecta a nuestro estado interno. Si mi pareja me escuchase, si mi jefe me ascendiese, si los políticos arreglaran la economía… Si tan sólo los demás cambiaran…
Cuando utilizamos el pensamiento crítico evaluamos la situación: “Esto sucede por estas causas”. No nos implicamos emocionalmente, o nos implicamos lo menos posible. Y evaluamos qué podemos hacer nosotros para cambiar, primero, nuestra situación, y luego, nuestro entorno.
¿Cómo tratar a los que se quejan?
Aunque tú intentes no quejarte y no ponerte excusas, muchas veces vendrán otras personas a contarte sus problemas, quejas y excusas. ¿Cómo podemos sacarlos de su marco de negatividad sin enfrentarnos a ellos?
A mis amigos más cercanos, que me conocen bien, cuando me vienen con quejas directamente les reencuadro preguntándoles “¿y qué piensas hacer al respecto?”
Aunque no es una buena idea hacerlo con todo el mundo, porque la gente lo que espera de verdad es que les escuches y empatices con ellos. Aunque vengan quejándose y poniendo excusas, desde su modelo del mundo existe un problema que es importante para ellos.
Por eso es una buena idea utilizar el principio de PNL de Acompasar y Liderar. Acompasar es conseguir sintonía o rapport con la otra persona, y sólo una vez que estás acompasado con esa persona puedes liderar para sacarle del estado de negatividad en el que se encuentra y llevarle a un estado de más recursos.
Compara estas dos conversaciones de ejemplo:
“¡Esto es una mierda!”
“No te quejes tanto, y haz algo al respecto.” ← aquí rompemos rapport
“Jo, qué borde eres.”
En esta situación la persona cree que no la estamos entendiendo y creamos conflicto.
Vamos a ver otra forma de hacerlo:
“¡Esto es una mierda!”
“Ya te digo. Está la cosa fatal.” ← acompasar
“Pues sí.”
“A veces me pregunto si podríamos hacer algo al respecto, ¿a ti se te ocurre algo?” ← liderar
Es un ejemplo simplificado, un buen criterio es acompasar 3 veces antes de liderar. Lo que hacemos al acompasar es sintonizar con el modelo del mundo de la otra persona, y al liderar hacemos que la otra persona busque soluciones o considere las alternativas que le planteamos, desde su modelo del mundo.
Con esta forma de darle la vuelta a la tortilla estamos consiguiendo que la otra persona pase de quejarse a buscar una solución, es decir que pase a tomar el control de la situación en lugar de dejar la responsabilidad de las circunstancias y de su propio estado interno en los demás.
Conclusión
Buscar excusas o quejarnos es racionalizar el no hacer nada para seguir en la situación en la que estamos y continuar quejándonos de ello.
Es sacar la responsabilidad personal de tu problema fuera de tu control.
Es no admitir que tú tienes el timón de tu vida y ponerte a solucionarlo YA.
No te quejes. Si te quejas, inmediatamente plantea una solución.
No pongas excusas. Si de verdad lo quieres, supera cualquier excusa.
Busca soluciones, busca el camino y ¡a por ello!
Miguel Guzmán
Imágenes: 81.365 – Why can’t I…, Feeling defeated, “Ghar” Mountain
Quejarse es una oportunidad para mostrar que una persona no tiene la capacidad de pasar obstáculos, de resolver problemas, de ser un luchador, de todas maneras hablar acerca de un problema que tengamos con personas que consideremos prudentes nos guían para encontrar una solución a nuestro conflicto, de todas maneras hablar quejándose es algo que crea un clima negativo.
Llegué por causalidad a este blog y me está gustando mucho.
Saludos
Laura
Hola la verdad me encanta mucho la superacion personal y aqui existen muchas cosas que me pueden ayudar a ayudar a otros gracias.
Dios los bendiga.