Aviso: este es un artículo de Pensamiento Crítico. Es más largo que el artículo típico de Desarrollo Personal, no de entretenimiento y no se puede leer en pocos minutos, pero si te gusta el pensamiento racional, te encantará.
El Problema de Monty Hall
Este problema está basado en un concurso de la TV americana llamado Let’s Make a Deal donde el presentador, Monty Hall, presentaba al concursante una elección entre tres puertas, detrás de una de las cuales había un premio. Aunque en el programa original las condiciones podían variar, el problema matemático se define típicamente así:
Estás en un concurso. El presentador te ofrece elegir entre tres puertas. Detrás de una de las puertas hay un coche (premio), detrás de cada una de las otras dos puertas hay una cabra (no-premio).
Eliges una de las puertas, sin saber qué hay detrás. De entre las dos puertas no elegidas, el presentador abre una de ellas, detras de la cual hay una cabra (no-premio). (Al haber 1 premio y 2 no-premio, necesariamente al menos una de las dos puertas no elegidas contiene un no-premio.)
Ahora tú como concursante puedes decidir entre quedarte con la puerta elegida originalmente o cambiar a la otra puerta que no has elegido, y que el presentador no ha abierto.
¿Con qué opción es más probable que obtengas el coche (premio), quedándote con la puerta que elegiste originalmente, o cambiando a la otra que aún no está abierta?
…
Tómate algo de tiempo para pensártelo: si tú fueras el concursante, ¿te quedarías con la puerta que elegiste en primer lugar, o cambiarías?
Llevarte una cabra a casa tampoco está tan mal…
Cuando se nos plantea este problema por primera vez, la intución nos dice que da igual cambiar que no cambiar, porque la probabilidad de que esté detrás de cualquiera de las dos puertas es del 50%.
Pues bien, en este caso la intuición se equivoca.
Matemáticamente tienes el doble de probabilidades de ganar el premio si cambias.
La probabilidad de ganar si te quedas con la elección original es de 1/3 (33,3%), y la probabilidad de ganar si cambias es de 2/3 (66,6%). Luego la estrategia dominante (la que te aporta más probabiliades de ganar) ante este problema es cambiar siempre.
Tu intución ahora mismo te estará diciendo que esto es falso y que las probabilidades son de 1/2 y 1/2 (50% para cada puerta). Vamos a demostrar primero que la solución correcta matemáticamente es 1/3 – 2/3 y posteriormente veremos por qué tu intuición te lleva a pensar y defender una cosa que no es cierta, que es lo que realmente nos interesa para el desarrollo personal y el pensamiento crítico.
La Solución: Probabilidad Condicionada
Una elección puramente aleatoria entre dos opciones, de las cuales una es válida, tiene un 50% de probabilidades de acierto. Esto es correcto. Lo que sucede en este caso es que la elección no es puramente aleatoria, ¿por qué? Veámoslo.
Cuando escogemos una puerta inicialmente, nos quedamos con 1 puerta de 3 y descartamos 2 puertas de 3. La probabilidad de que el premio esté en nuestra puerta es de 1/3. La probabilidad de que esté en cualquiera de las otras 2 puertas es de 2/3.
Cuando el presentador abre una de las otras dos puertas que no tiene premio, no está cambiando las probabilidades. Sabíamos que al menos una de las otras dos puertas no tenía premio. Pero la probabilidad de que el premio esté en alguna de las otras dos puertas sigue siendo de 2/3.
Lo que sucede es que ahora, del grupo de puertas en el que hay 2/3 de probabilidades de incluir el premio, ya sabemos que una de las puertas no contiene premio. Con lo que la probabilidad de que el premio esté en la otra puerta es de esos 2/3.
Otro modo de verlo es mediante una progresión. Supón que fueran 4 puertas. Escoges 1 de ellas, la probabilidad de que el premio esté en tu puerta es de 1/4 (25%) y de que esté en cualquiera de las otras tres es de 3/4 (75%). Como al menos dos de las otras tres puertas no tienen premio, el presentador abre dos de ellas y deja una tercera. ¿Cambiarías? Parece coherente pensar que es más probable que el premio estuviese entre las 3 puertas que no elegiste antes que en la 1 que sí elegiste.
Si te vas a números más altos como 100 puertas se entiende aún mejor: escojes 1 puerta, de las otras 99, el presentador abre 98 que no tienen premio, ¿cambiarías en este caso? La probabilidad de que esté en tu puerta es del 1%, y la probabilidad de que esté en la otra, que realmente es la probabilidad de que originalmente estuviese en cualquiera de las otras 99, es del 99%. Aquí ya sí parece que cambiar tiene mucho sentido.
También hay demostraciones formales utilizando las matemáticas y la estadística, puesto que se trata de un problema de Probabilidad Condicionada y se resuelve mediante el Teorema de Bayes. La solución formal la podéis encontrar en la wikipedia: Solución al Problema de Monty Hall.
Y para los que realmente os pique el gusanillo del “no me lo creo”, podéis hacer una comprobación experimental. Probad esto con otra persona que haga las veces del presentador del concurso. Por ejemplo con tres vasos y una bolita que haga las veces de premio. Anotad cuántas veces ganáis cuando cambiáis y cuántas cuando os quedáis con la elección original.
Incluso si estáis vosotros sólos podéis hacer el experimento de la siguiente manera: coge tres vasos y pon en uno de ellos una bolita. Ahora, ya que sabes donde está el premio, utiliza un dado para simular la elección aleatoria: 1-2 el 1er vaso, 3.4 el 2º vaso, 5-6 el 3er vaso. Una vez elegido el vaso, retira uno de los otros dos que no tenga bolita. Lo puedes hacer varias veces a ver cuántas veces el premio está en el que has elegido aleatoriamente, y cuántas en el otro.
Y los que sepáis algo de programación podéis intentar hacer una simulación por ordenador. Aquí tenéis una ya hecha: Monty Hall Problem Simulation.
También apareció la solución en la serie Numb3rs, os dejo el vídeo donde lo cuentan de forma entretenida:
Tanto por explicación lógica, como por demostración matemática, como por experimentación, como por simulación, hemos visto que la solución del problema es de 1/3 si no cambias, 2/3 si cambias.
Y aun así, mucha gente (es posible que te esté pasando a ti ahora mismo) sigue pensando que la respuesta es que la probabilidad es del 50% entre ambas puertas. ¿Cómo y por qué sucede esto? Veámoslo.
¡Esto es falso!
Bien, hasta aquí el problema matemático. Si no conocías el problema, ahora mismo tu intuición puede que te esté diciendo:
¡Esto es falso! ¡Las probabilidades son siempre del 50%!
Presta atención a esa voz interior. Presta atención a esas ganas que te salen de decirme que estoy equivocado, a esas ganas de corregirme.
Existen docenas de blogs donde se explica el problema de Monty Hall. Yo lo que quiero aquí es que veas es cómo reacciona tu intuición frente a algo que cree que no es verdad.
Estamos en un blog de Desarrollo Personal y Pensamiento Crítico, no me interesa aturullarte con datos matemáticos, sino que te des cuenta cómo surge una voz interior que te lleva a defender tus creencias y a atacar aquello que va en contra (en este caso, a corregirme).
Ahora, tu intuición es algo maravilloso, ¿puedes recordar algún momento del pasado en el que tu intución te haya sido muy útil? Por ejemplo para advertirte de algún peligro, engaño o estafa. O para llamarte la atención acerca de una persona que luego resultó ser un buen amigo o una estupenda pareja.
Pero la intuición no siempre acierta, ¿verdad? …
¿podrías también recordar algún momento del pasado en el que tu intención se haya equivocado? Algo dentro de ti te decía que estabas en lo cierto… pero luego la realidad era diferente.
La voz interior de la intuición no siempre tiene razón. A veces sí y a veces no. En general nos es muy útil, especialmente en áreas que de base suelen ser más intuitivas: en las relaciones interpersonales por ejemplo. Pero en otras áreas se puede equivocar: anda que no hay gente que ha comprado acciones de alguna empresa que les gustaba, con el pálpito de que iban a subir, y ha terminado perdiendo dinero.
Para eso tenemos el Pensamiento Crítico, para evaluar la realidad de una forma objetiva y atemperar ese ímpetu de la intución que a veces nos puede llevar a cometer errores creyendo que estamos haciendo lo correcto.
Por ejemplo, imagina que te ofrecen una buena cantidad de dinero por descubrir (no por afirmar, sino por investigar, resolver y demostrar) si las probabilidades del problema de Monty Hall realmente son 1/2 vs 1/2, o bien 1/3 vs 2/3. No quieren que demuestres una cosa o la otra, sino que averigües y expliques cuál es la verdadera. Si lo haces bien te darán 10.000 €, y si no, no te darán nada. Y después tu trabajo lo va a revisar un comité científico, y se van a hacer una serie de experimentos para ver si la realidad corresponde con lo que has dicho.
En ese caso, y con esa motivación económica, ¿no te plantearías realmente averiguar si la hipótesis contraria a la intuición puede tener razón? ¿No investigarías las probabilidades y experimentarías exhaustivamente para ver si esa hipótesis es verdadera o falsa?
Lógicamente es más rápido y efectivo seguir la intuición que desarrollar complejos cálculos teóricos o realizar experimentos complejos. La intuición es útil y rápida en muchos casos. Pero, ¿y si se equivoca?
Si no utilizamos el pensamiento crítico, la reacción típica que surge es la defensa de nuestras creencias erróneas.
Reacciones al Problema de Monty Hall
Dicen que si una mujer atractiva entra en una sala llena de hombres, todos los hombres mirarán a la mujer, menos el psicólogo que mirará a los hombres para ver sus reacciones.
Con este problema sucede algo similar: suele ser mucho más interesante la reacción de los lectores que el problema en sí 😀
Tomemos por ejemplo la versión de “20 minutos”: ¿Quién es Monty Hall?
20 minutos es un periódico genérico y la reacción de sus lectores nos puede dar una perspectiva típica de las reacciones (como contraposición a, pongamos, un blog que sea exclusivamente de matemáticas y cuyos lectores típicos tengan un abanico de herramientas estadísticas a su disposición).
Pues bien, aunque el problema de Monty Hall ya es muy conocido, aún podemos observar reacciones viscerales en defensa de la intuición errónea:
“A pesar de lo que digan los matemáticos para mí sigue siendo una elección entre dos puertas una con el buen premio y otra con el malo.”
“Falso……Yo creo que la probabilidad es es 50%”
“Las probabilidades son 1/2 por mucho que se intente convencer de lo contrario.”
Yo mismo he planteado el problema en facebook antes de publicar este mismo artículo, y he recibido respuestas como las siguientes (literales):
“se está jugando con probabilidades en dos momentos temporales distintos lo cual es un error”
“desde el momento en el que se abre una de las puertas, las otras dos tienen un 50% de tener el premio. seras petardo XDDDDD como te gusta quedarte con la peña XDDDDD a mí no me la pegas”
“Yo elijo la ya abierta, la de la cabra! Premio seguro y no precisa pagar impuestos ni contamina” 😀
…
Aún más impactantes son las reacciones a la primera explicación que se dió del problema:
Marilyn Vos Savant es una columnista americana famosa por aparecer en el Libro Guiness de los Records como la persona con mayor cociente intelectual del mundo (228). El problema de Monty Hall se hizo famoso después de que Vos Savant lo explicase en una de sus columnas en 1990. Las reacciones de sus lectores no tienen desperdicio:
“¿Puedo sugerir que usted consiga y haga referencia a algún libro de texto estándar sobre probabilidad antes de volver a intentar contestar una pregunta de este tipo?”
“Estoy anonadado de que, tras ser corregida por al menos tres matemáticos, aún no veas tu error.”
“¿Cuántos matemáticos furiosos se necesitan para hacerte cambiar de opinión?”
“Tal vez las mujeres vean los problemas matemáticos de forma diferente que los hombres.”
“¡Tú eres la cabra!”
Fijáos la cantidad de falacias lógicas que se presentan en las cartas que le mandaron a Vos Savant, aparte de los ataques personales (ad hominem), de bastante mal gusto, llama la atención el argumento de que Vos Savant estaba equivocada porque mucha gente decía lo contrario.
Esto es lo que se conoce como Falacia de la Mayoría: porque un gran grupo de gente piense una cosa, no significa que tengan razón. La realidad no es democrática. La realidad es la que es independientemente del número de gente que opine una cosa que no es cierta.
En la antigüedad la mayoría de la gente pensaba que el Sol giraba alrededor de la Tierra, y también que la Tierra era plana, ya que era lo que se veía y lo que parecía intuitivamente correcto. Y era totalmente falso.
Creencias irracionales, defensas irracionales: lo que más llama la atención es que frente a demostraciones matemáticas y empíricas, la gente que sostiene una creencia irracional, la inmensa mayoría de las veces la defiende de forma irracional, es decir mediante falacias lógicas e incluso insultos y amenazas.
Es muy raro que una persona que defiende una creencia irracional la defienda con argumentos racionales, del tipo “si aplicamos tal teorema probabílistico de esta manera, nos da que el resultado es otro”, o “he hecho este experimento, con un número suficientemente alto de iteraciones, y me da un resultado distinto a lo que tú afirmas”.
No, más bien suele ser:
“Esto es como yo digo, porque yo lo digo, y tú eres un tonto y un mentiroso”.
Defensa a Ultranza de las Creencias Irracionales
Nuestro cerebro funciona creando un modelo de la realidad, lo que en PNL llamamos nuestro Mapa del Mundo, en base a procesos mentales de distorsión, generalización y eliminación, para no tener que analizar desde cero cada situación.
En concreto, una parte importante de nuestro mapa del mundo son las creencias: conocimientos que sustituyen a la observación de la realidad.
Muchas creencias son útiles (nos acercan a los resultados deseados). Otras creencias son no útiles (nos alejan de los resultados deseados). Algunas creencias son verdaderas (se corresponden con la realidad) y otras son falsas (no se corresponden con la realidad).
No necesariamente todas las creencias falsas son no útiles: existen mentiras útiles, sobre todo en aspectos psicológicos (como el Efecto Placebo: si crees que una medicina te va a funcionar, tiene más probabilidades de hacerlo, o el Efecto Pigmalión: si confías en tus posibilidades, tienes más probabilidades de lograr aquello que te propongas).
Pero en general las creencias falsas suelen ser no ya poco útiles sino dañinas. Vamos a ver por qué.
En este caso la creencia sería “si tengo que elegir entre dos opciones ocultas y no sé cuál de ellas es la correcta, la probabilidad es del 50%”.
O más generalmente: “Ante una elección aleatoria, todas las alternativas son equiprobables”.
Esto es válido si y sólo si esas opciones son iguales. Como en este caso ambas opciones no son iguales, esta creencia no es válida. ¿Por qué? Porque la segunda puerta ha pasado una criba: ha salido de un descarte de entre dos puertas, con lo que es más probable que contenga el premio.
Una persona con pensamiento crítico en este punto puede aprender y refinar su mapa del mundo, añadiendo a su creencia anterior una distinción:
“Ante una elección aleatoria, todas las alternativas son equiprobables, siempre que dichas alternativas sean iguales entre sí”.
Ya está. Con esta modificación a nuestra creencia incorporamos el caso del Problema de Monty Hall, sin descartar todos los casos anteriores de nuestra experiencia (aquellos en los que las probabilidades eran iguales). La persona que de esta forma refina su modelo del mundo dispone de una mayor calibración porque puede evaluar más casos particulares, sin haber dejado de lado la generalidad.
Hemos visto que muchas personas utilizan argumentos falaces para defender su postura:
- “una elección entre 2 opciones es siempre del 50%” – falacia de la simplificación, dejando fuera la información adicional que aporta la tercera puerta que se elimina
- “todo el mundo sabe que…” – falacia de la mayoría
- “un matemático dice que…” – falacia de autoridad
- directamente atacando al autor – ad hominem, la forma más vulgar pero desafortunadamente más extendida, de intentar dominar un debate
Y curiosamente cualquiera que se molesta en entender las premisas y la demostración matemática llega a la conclusión ¡oh sorpresa! de que la solución propuesta es la correcta.
En multitud de ocasiones no discutimos para aprender o para encontrar la verdad o la mejor solución.
Discutimos para demostrar que nosotros tenemos razón y el otro no.
Y así, estamos cayendo en el más pernicioso de los sesgos cognitivos, la Racionalización: no me pregunto cuál es la verdad, sino que asumo que mis creencias son verdad y a posteriori busco argumentos que las justifiquen.
No busco saber por qué las probabilidades son 1/3 vs 2/3. Asumo que las probabilidades son 1/2 vs 1/2, que es mi creencia que surge de mi intuición, y ya luego si eso, busco argumentos que justifiquen esta respuesta.
Como la creencia es irracional, necesariamente dichos argumentos serán falacias, y se podrán resumir en “¡La probabilidad es del 50% porque lo digo yo!”
Extendiendo esto a otros aspectos de la vida, en los que la realidad no es tan anti-intuitiva, o no es fácilmente demostrable, encontramos que las personas tendemos por defecto a defender nuestro mapa del mundo actual, antes que a considerar nuevas perspectivas que refinen nuestro mapa del mundo y mejoren nuestra calibración.
O dicho con otras palabras, la gente normalmente no cambiamos de opinión, a no ser, y sólo en algunos casos, que la realidad nos demuestre de forma muy contundente que estabamos más que equivocados. Aprendemos a palos.
El Factor Realidad y El Daño del Autoengaño
El Factor Realidad nos dice que la realidad es como es, no como nosotros queremos que sea.
Su corolario es el Daño del Autoengaño: si no vemos la realidad como realmente es, sufriremos. Es malo desconocer algo, es aún peor saber algo y que sea mentira.
El Problema de Monty Hall resulta un ejemplo muy claro de ambas cosas. Por tres razones:
- 1 – La realidad es totalmente anti-intuitiva: nuestra intuición nos dice a todos que las probabilidades deberían ser del 50%, pero no lo son.
- 2 – La realidad es perfectamente demostrable tanto de forma teórica (matemáticamente) como práctica (experimentalmente).
- 3 – Desconocer la realidad implica un perjuicio para el hipotético concursante (se reducen sus probabilidades de conseguir el premio, al desconocer la estrategia dominante)
Es un ejemplo muy nítido de cómo nuestra intuición genera una creencia que no sólo es falsa, sino que sin lugar a dudas podemos demostrar que es falsa, y además está generando un perjuicio por el hecho de ser falsa.
Y si tú no te lo terminas de creer, ¿apostamos algo? Tú y yo jugamos a este juego con los vasos, la bolita y un árbitro neutral. Ponemos un bote de 20 €, cada uno apuesta un euro cada ronda, tú eliges un vaso, el árbitro descubre uno de las dos que quedan (sin premio) y yo me quedo con el otro directamente. Si el premio está en tu puerta (no cambiar), te llevas los dos euros. Si el premio está en mi puerta (cambiar), yo me llevo los dos euros. El que quiera jugar a esto conmigo que me lo diga en los comentarios }:-)
¡Vaya! Si has notado que en este punto hay una pequeña parte de tu cerebro que te indica que “igual apostar en esto no es tan buena idea”, o “a ver si por casualidad éste tío va a llevar razón”, entonces ¡enhorabuena! has logrado que tu cerebro piense de forma más crítica, poniendo dinero en juego. No te creas que este proceso mental es del todo inútil, cuando nos jugamos los euros nos pensamos más las cosas, ¡y eso es bueno!
De hecho, aunque nunca he realizado la apuesta anterior, alguna que otra vez sí que me he apostado un desayuno o un copazo con algún escéptico acerca del problema de monty hall y su solución, con lo que a mí específicamente sí me ha resultado útil 😉
Aunque esto es únicamente un ejemplo, el Daño del Autoengaño nos afecta constantemente en nuestras vidas. En muchas áreas de la vida, no tan fácilmente demostrables como la matemática, la mayoría de las personas vivimos autoengañados. Nuestras creencias no se corresponden con la realidad. Y eso nos causa graves perjucios.
Estos son algunos ejemplos de creencias erróneas que causan un gran perjuicio a las personas y a la sociedad:
- * ¿Sigues pensando que los alimentos que más engordan son las grasas? No es cierto, lo que más engorda son los hidratos de carbono refinados (azúcar y harina, principalmente). No obstante mucha gente afirma directamente que “hay que comer de todo” (toma ya, ¡valiente generalización errónea! – ¿plutonio también?).
- * ¿Sigues pensando que los bienes inmuebles en España son una gran inversión? Mucha gente sigue pensando que “los pisos nunca bajan” y que “han dejado de subir por la crisis, pero luego volverán a subir”. Claro.
- * ¿Sigues pensando que la receta para tener una vida próspera es estudiar una carrera, colocarte en una gran empresa y trabajar muy duro hasta que te jubiles? Nuestro gobierno y la troikaaprueban tu decisión. De todas formas, vete buscando un buen plan de pensiones. Privado.
- * ¿Sigues pensando que la forma de arreglar los problemas del país es votando al otro partido del bipartidismo que ahora está en la oposición? (echar al PP para meter al PSOE y viceversa) – porque si es así tengo un puente para venderte que quizás te interese.
Y habrá muchos más. Estos son algunas creencias erróneas que he desechado de mi mapa del mundo. Casi con toda seguridad ahora mismo tendré otro buen montón de creencias erróneas, pero ahora mismo no puedo saber cuáles son, porque si supiera cuáles de mis creencias son erróneas ya las hubiera desechado igualmente.
Si estás atento a la revisión de tu mapa del mundo, podrás descartar tus creencias erróneas y refinar aquellas que sean parcialmente ciertas con excepciones y casos particulares.
La persona que está dispuesta a revisar su mapa del mundo constantemente dispone de una apertura de mente que le da una flexibilidad muy útil para conseguir los resultados que desea.
Por el contrario, la persona que se aferra a sus creencias sin darse opción a reevaluarlas, será firme en las mismas, pero si resultan ser falsas, le perjudicarán.
Tú eliges si quieres tener éxito o tener razón
Choque de Creencias
¿Y qué hacemos ante un choque de creencias? Si estoy contando algo que choca contra las creencias de otras personas, o alquien está contando algo que choca contra nuestras creencias.
Tú rebates creencias de los demás
Sí eres tú el que expone, tienes dos opciones, dependiendo de lo que quieras conseguir:
Arrasar y Humillar
Si lo que pretendes es exponer tu caso ante el gran público y desmontar la teoría contraria, lo mejor es exponer tus argumentos de la forma más directa posible. En este caso la gente que piense lo contrario te rechazará de plano, aunque si tus argumentos tienen mucho más peso que los suyos, los puedes hundir mientras ellos te intentan responder con falacias.
Así consigues que los espectadores o lectores que no tengan una opinión 100% formada, vean que tú tienes toda la razón y que la parte opuesta no es capaz de rebatir tus argumentos, normalmente se decantarán por ti auqnue no le gusten tus formas. Como contrapartida, te habrás ganado enemigos en el campo contrario.
Esto lo hacen mucho dos blogueros: Natsufan y Chemazdamundi, que se dedican a desmontar fraudes como pueden ser las miserables manipulaciones de Zeitgeist o el Proyecto Venus. Advertencia al que siga esos enlaces: el lenguaje de Natsufan y Chemazdamundi es muy, muy agresivo contra los defensores de Zeitgeist, Proyecto Venus, y otros fraudes de los que hablan. No os asustéis. Su objetivo es precisamente este, arrasar y humillar al campo contrario para demostrar sin lugar a dudas la certeza de sus demostraciones, y así ilustrar al público que no tiene una opinión 100% formada.
Mucha gente les odia e incluso les han amenazado, simplemente por criticar de forma racional, contrastada y con datos, proyectos y creencias en los que mucha gente tiene invertida una gran carga emocional. A la vez, se han vuelto un referente del pensamiento crítico en relación a los fraudes que destapan.
El choque frontal polariza a tu audiencia: los partidarios de tu versión te alabarán, podrás convencer a los neutrales aunque criticarán tus formas, y los partidarios de la versión contraria serán tus enemigos acérrimos.
Si esto es lo que quieres, adelante. Es potente, y a ratos divertido. Aunque yo personalmente prefiero:
Acompasar y Liderar
Si lo que pretendes es que los demás cambien de opinión, no es una buena idea hacerles acoso y derribo. No sólo no cambiarán de opinión sino que encima se molestarán contigo por cómo los tratas.
A veces necesitas hacer esto, por ejemplo cuando un amigo va a tomar una decisión que tu consideras equivocada y quieres convencerle pero lógicamente sin pelearte con él.
Por ejemplo un amigo que piensa hacer una mala inversión en medio de una burbuja especulativa. Yo he vivido el caso real de tener que explicar a gente por qué era una mala idea comprar Terras en la burbuja puntocom, o comprar piso durante la burbuja inmobiliaria. Querer echarle una mano a una persona a la que aprecias, pero cuyas creencias son totalmente irracionales, y todo esto consiguiendo no discutir ni pelearte, no es en absoluto trivial.
La técnica de PNL de Acompasar y Liderar consiste primero en entender la realidad desde el punto de vista de la otra persona (acompasar), entendiendo sus motivaciones, las creencias y los valores que le llevan a pensar así.
Y sólo entonces, cuando ambos estéis en la misma onda, dar argumentos poco a poco a la otra persona para que vaya expandiendo su modelo del mundo incluyendo las distinciones que le quieres mostrar (liderar).
En PNL se estudia esta técnica en detalle, pero por simplificar diremos que consiste en llevar de la mano a la otra persona desde su modelo del mundo al tuyo.
Aquí es donde más errores se cometen a la hora de intentar explicarle a alguien algo que va en contra de su modelo del mundo. Si empiezas con “Eso es falso”, “No tienes razón”, “Esto no es así”, “Esto funciona de esta otra manera”, lo que estás haciendo es imponer tu modelo del mundo al de ellos. Y la otra persona, como reacción básica humana, lo rechazará.
Por cierto, he intentado acompasar y liderar en este mismo artículo. Vosotros, mis lectores, me tendréis que decir si he conseguido acompasaros al hablar de la intuición que te aparece y te hacer rabiar e intentar defender la solución aparentemente obvia del 50% de probabilidades. Si mediante esto te has parado a analizar el problema y has considerado el razonamiento lógico por el cual la solución anti-intuitiva es la correcta, eso es que ha funcionado, y si es así me gustaría que me lo contaras en los comentarios.
Tus creencias se ven rebatidas
Si eres tú el que ve rebatida una de tus creencias, con argumentos sólidos, en lugar de enojarte, ¡alégrate! estás a un paso de refinar tu modelo del mundo y volverlo más útil.
En el momento en que lees algo que te toca la fibra sensible, algo dentro de ti empieza a hervir. ¡Normal! Tu modelo del mundo se está viendo atacado. Como ya hemos visto la primera reacción es defensiva y te entran ganas de corregir al otro:
Ahora tras este artículo ya sabes que no necesariamente aquello que intuyes es lo correcto. ¡Ojo! No quiero decir que tengas que creerte todo lo que rebata tu modelo del mundo, especialmente internet está lleno de tonterías, de paparruchas y de ideas a cuál más peregrina.
Pero si descubres algo con fundamento, basado en datos, experimentos o conclusiones, que rebatan de forma racional algo que creías que era de otra forma, quizás sea el momento de refinar tu modelo del mundo. Rebusca, investiga, plantea dudas, pide aclaraciones, prueba, experimenta y finalmente si es necesario ajusta tu modelo del mundo.
En ese momento dispondrás de un conocimiento más calibrado y, si es de un campo relacionado con tus actividades, tendrás mejores herramientas para conseguir el éxito en tus objetivos.
Enlaces Relacionados
Las autoridades (en este caso, los grandes matemáticos), también se equivocan: El error de Erdos
Demostración Estadística del Problema de Monty Hall
Obstinacy, Comprehension, and the Monty Hall Problem
Imágenes: Goatherd – The Man with the Goat, xkcd – El Deber Llama, Monty Hall Problem
Fantástico Miguel. Me ha encantado. Sobre todo lo de “La persona que está dispuesta a revisar su mapa del mundo constantemente dispone de una apertura de mente que le da una flexibilidad muy útil para conseguir los resultados que desea.” Me siento identificado porque me han llamado rojo, facha, vigoréxico, dejado (físicamente hablando).. y cosas por el estilo. Es decir, he sido juzgado por el simple hecho de intentar moldear, modelar y enriquecer mi mapa del mundo empatizando con creencias que no considero correctas, pero debo tener en cuenta porque tal vez me equivoque.
Lo que he aprendido es que hay algunas personas, la mayoría por desgracia, que no ven más allá y tampoco tienen interés en hacerlo. Antes que discutir, prefiero dejar que se estampen y darles ejemplo. No te salpica y además toman nota, aunque ni te lo digan, te toman como ejemplo pese a que te criticaron en su día. Ayudar a otros es fantástico, pero antes debes curtirte a ti mismo para poder conducirles. ¿No es verdad?
Entiendo tu texto porque me he molestado en estudiar PNL previamente y ya abrí mi mente hace tiempo, pero es comprensible que un “garrulo” (no por no saber, si no, por no querer) no entienda ni papa y crea que ésto es un atentado contra su intelecto. Lo malo es que, al final, como humanos, nos queda mofarnos o sentir lástima por ellos porque no tienen arreglo. ¡Un abrazo!
Por mi parte, procuro no pretender que mis creencias las tengan otros. Una vez que uno entiende lo del mapa del mundo, intento no imponerlo a nadie. Al igual que Milton Erickson se apalancaba en las creencias del otro para influirle sin imponer su punto de vista, yo hago algo parecido.
Por mi parte siempre estoy abierto a un espíritu crítico, a un debate. Reto a que desarmen mis puntos de vista y esa actitud me enseña cada día más. Conozco a personas con mucha flexibilidad en sus creencias y puntos de vista, pero desde que soy consciente de que el sistema más flexible es el más potente, y Darwin se dio cuenta cómo se la juega la naturaleza con la inflexibilidad.
Lo difícil es cuando intentas debatir con alguien inteligente y primero tienes que exponerle tu retahíla de creencias en tu punto de vista para que entienda tu planteamiento. Abrir las miras al pensamiento crítico es lo más enriquecedor, aunque hay gente verdaderamente inflexible como dice @Luisao Maravillao. Entonces cuando detecto a gente incapaz de empatizar con mi planteamiento mi cooperación hacia una conversación de besugos tiende exponencialmente a cero.
A consecuencia de este artículo, he escrito hoy un artículo sobre lo irracionales que somos, y sobre la cantidad de sesgos cognitivos que nos rodean/influyen.
Hola Miguel!
Siempre me gustaron mucho las matemáticas (de hecho estudié media licenciatura) y ayer mismo recordé la existencia del problema de Monty Hall, se lo conté a mi compañero de piso y me costó un montón convencerle de que realmente hay 2/3 de probabilidad. A raíz de eso estuve buscando páginas donde se hablara de ese problema, y lo que me llamó más la atención fue, precisamente, la reacción de mucha gente que comenta. Después de un buen rato con ello llegué a tu blog, y te tengo que decir que me encanta que hayas usado un ejemplo como este problema para hablar de todo lo que hablas, que me parece interesantísimo.
Un saludo!
Me derrites Miguel. Que buen articulo. Procedo pues a rebuscar, investigar, replantearme dudas, probar, experimentar y probablemente será necesario ajustar y refinar mi mapa del mundo.
De muchas maneras desde aquel primer taller tuyo, al que tuve la suerte de asistir, ya lo estoy haciendo. Y reconozco que es un alivio haberme quitado de encima muchísimas creencias que eran erróneas, además de perjudiciales para mi salud.
Soy consciente de que en muchos casos es complicado para las personas cambiar lo que llegan a considerar que es “su modo de vida”, aunque por el camino no nos demos cuenta de que nos estamos dando de hostias. Es cierto eso de si “siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados”, que eso está muy bien si los resultados te resultan gratificantes, en caso contrario ya estamos tardando algunos en desapegarnos de lo que no nos resulta.
Muchas veces nos equivocamos por ignorancia pero es que muchas otras hacemos lo mismo por cabezonería. Por eso digo que a mi la experiencia no me ha enseñado nada, ni el tiempo que fue pasando, ni las frases de un tal Coelho, vivía en la ignorancia. No es tan sencillo, aunque una vez que sabes que esa era la pieza que faltaba se resuelve el crucigrama y se nota; la espalda te duele menos, la vida mola mas, los dolores se aceptan como son y no como te has inventado que sean. Ese sólo es un ejemplo. Tú ya te has referido a unos cuantos y la cosa esta clara, cristalina y transparente. Así que a dudar se ha dicho! Gracias por el meneo.
Yo solo preguntaría con todo el respeto del mundo pues se ha demostrado que todo puede cambiar teorías y demás podrían cambiar por eso pregunto:
Cada puerta tiene un 33.3333…. De probabilidades de tener el auto yo escojo la 2 y si el presentador abre la 1 ese 33.3333333 porque se tiene que ir a la puerta 3.
No es más lógico pensar que se distribuyen las posibilidades a las 2 puertas sobrantes?
La otra seria porque no desapareció ese 33.33333% de posibilidades
Digamos que el 33.33333 % es líquido hay 3 tinas y cada una contiene esa cantidad que juntas son 100% del líquido cuando te deshaces de una sigues teniendo los mismos 33.333333 de líquido en cada una no es cierto pues cuando abren la puerta también pierdes el porcentaje de esa puerta no?
Hola Alfredo,
El agua dentro de una tina es un valor estático, si repartes agua entre tres tinas a partes iguales, ésta no va a pasar nunca de una a la otra.
Las probabilidades en cambio se reparten entre alternativas. Si tengo 10 puertas y 1 premio, tras una puerta completamente al azar, cada puerta tiene un 10% de probabilidades. Si abro 5 puertas que *no* tienen premio, entonces la probabilidad de cada puerta pasa a ser del 20%, y las de las 5 puertas abiertas pasa a ser 0%.
En el caso de 3 puertas, tienes 33% en la puerta elegida, 33% en la otra y 33% en la descartada. Por tanto hay un 66% entre la otra y la descartada. O sea que tienes un 66% entre las otras dos. Como el presentador sabe cuál de esas dos que no has elegido está vacía, siempre te va a mostrar esa, por lo tanto la otra tiene un 66% de contenter el premio.
Por cierto, esto no es una teoría (ententida como un modelo compuesto de hipótesis), es estadística pura… lo más sencillo es que “juegues al juego” con un amigo y compruebes que en la realidad funciona exactamente así.
Sé que suena difícil de creer, por eso precisamente he elegido este experimento como ejemplo de apego a creencias que son discordantes con la realidad. Imagina lo que puede suceder en tu mente cuando se aferra a creencias que son erroneas pero no son comprobables con la realidad: puedes vivir en un espejismo toda tu vida.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo!
Otra forma de verlo sería agregando el número de puertas en lugar de reduciéndolo. Por ejemplo, supongamos que tenemos dos puertas, una de las cuales esconde un premio y la otra, nada. Si elegimos una de las dos al azar, la probabilidad de haber acertado la del premio es 1/2. Ahora supongamos que antes de abrirla se agregan cinco puertas más, cada una de las cuales esconde un premio. ¿Eso hace que las probabilidades de nuestra puerta aumenten a 6/7? No, agregar puertas nuevas no altera el contenido de las que ya estaban.
Algo diferente es si se hace una selección aleatoria entre las siete puertas que están ahora. Allí la probabilidad de acertar premio sí sería de 6/7. Pero ésa no es la pregunta; la pregunta es cuál es la probabilidad de que la puerta específica elegida anteriormente tenga premio.
Es sorprendente que sea tanta la gente que no entiende este problema. Y me refiero no sólo los que no están de acuerdo sino también a los que están de acuerdo con la solución únicamente porque les han dicho que esa es la solución correcta pero de las explicaciones que te dan se puede deducir que no lo han entendido.
Una de las posibilidades que a mí se me ocurren es que mucha gente no entiende la solución porque tampoco entienden el enunciado. Imagino que, entre otras cosas, tienden a pensar que el jugador ha acertado con la puerta correcta y, entonces y por esa razón, el presentador quiere hacerle cambiar de puerta para que no se lleve el premio….
A muchos nos confunde al principio porque estamos acostumbrados a que en los problemas de probabilidad cada caso es equiprobable, como por ejemplo, al lanzar un dado, cada posible resultado tiene 1/6. Pero es un error pensar que eso siempre tiene que ser así. Si el dado no estuviese balanceado, las probabilidades no serían 1/6 para cada número.
Hay diferencia de probabilidad entre las opciones si se tiene distinta información sobre ellas. Por ejemplo, supón que no conoces el año correcto de cierto acontecimiento histórico, pero sabes que las únicas posibilidades son 1990 y 1991. Si no tuvieras más información, podrías decir que cada opción es igualmente probable, por lo que cada una tendría 1/2. Pero si le preguntas a un estudiante de malas notas, titubea y te dice que es 1990, y luego le preguntas a un profesor de historia y muy convencido te dice que es 1991, no pensarás que las opciones siguen siendo igualmente probables, ¿verdad? Es menos probable que el profesor esté equivocado.
La diferencia entre ambas opciones en el ejemplo de los años es el respaldo que tienen. Una está respaldada por alguien “ignorante” y la otra está respaldada por un sabio. No es imposible que el sabio se equivoque, pero es menos frecuente.
En el problema de Monty Hall ocurre exactamente lo mismo. El presentador conoce en qué posición está cada uno de los contenidos y además está forzado a dejar el carro oculto para la segunda ronda. Las únicas puertas que permanecerán cerradas son la que elija el concursante al principio y otra que decida el presentador. Como el concursante elije una puerta que no es la del carro la mayoría de las veces (2/3 del total), la otra puerta que el presentador decida dejar cerrada tendrá que ser la del carro en esa misma mayoría de las veces, de manera que siempre permanezca oculto.
El carro está en una de las dos puertas, pero lo importante es que es más probable que haya sido seleccionado por el presentador y no por el concursante; ahí está la diferencia. Por eso es mejor apostar por la puerta del presentador.
Hola, hace poco descubrí este problema y me pareció interesante y se lo mostré a unos amigos a modo de acertijo. Al presentar el enunciado olvidé decir que el presentador sabe la donde está el premio (lo di por obvio). Al dar el resultado, uno de mis amigos dijo algo que no supe responder. Y es que si el presentador NO SABE donde está el premio, aunque éste escoja cabra después de que hagas tu elección, es indiferente si cambias o no, se convierte 50-50. Yo personalmente no lo veo. En un blog y en un periódico que mi amigo me enseñó, apoyaban lo que él decía, pero no explicaban cómo ni por que. Espero que podáis ayudarme.