Llega un nuevo año y con él energías renovadas y ganas de hacer cosas: éste es el año en el que vamos a emprender esos proyectos que tenemos en la recámara, en el que vamos a perder esos kilitos de más, en el que vamos a aprender esa habilidad que siempre hemos querido dominar.
¿Cómo podemos establecer nuestros propósitos de año nuevo para tener las mayores probabilidades de conseguirlos?
¿Qué aprenderás en este artículo?
Propósitos de… ¿Año Nuevo?
En realidad no es necesario esperar al nuevo año para plantearnos nuestros objetivos, cualquier momento es bueno para formular unos objetivos motivadores y que realmente queramos conseguir. Otro buen momento para plantearse objetivos es a la vuelta del verano, planificándolos por temporadas como las series de televisión 🙂 Otra buena idea es hacerlo el día de tu cumpleaños, así se convierten en propósitos para un nuevo año de tu vida.
No obstante, como muchos nos planteamos estos propósitos según empieza el año, es un momento apropiado para hablar de cómo definir y conseguir estos objetivos, compartirlos con los demás y animarnos entre todos a trabajar por conseguir nuestras metas.
Ahora la pregunta es: ¿cuál es la forma correcta de planteamos un objetivo?
Cómo Plantear un Objetivo
Para que un objetivo sea algo tangible más allá de un simple deseo, tiene que cumplir una serie de características. En PNL decimos que un Objetivo Bien Formado se define por:
1 – Enunciado en Positivo: definimos nuestro objetivo como lo que queremos, no lo que deseamos evitar.
2 – Meta Bajo Nuestro Control: nuestro objetivo tiene que depender de nosotros mismos, y no de los demás.
3 – Especificación Ajustada: no nos vale un objetivo ambiguo, hay que trabajar sobre metas concretas.
Debe poder comprobarse externamente, es decir, otra persona debería ser capaz de evaluar si hemos conseguido nuestro objetivo o aún no está completo.
4 – Tamaño Apropiado: los proyectos demasiado ambiciosos son fáciles de abandonar, hay que abarcar cosas que veamos que están a nuestro alcance.
5 – Objetivo Motivador: tenemos que preguntarnos qué vamos a conseguir con este objetivo, y si aquello que vamos a conseguir nos motiva realmente.
6 – Recursos Necesarios: qué es lo que nos hace falta para conseguir este objetivo.
7 – Intención Positiva: nos plantearemos si el objetivo cumple la Intención Positiva que existe en la situación actual.
Dicho con otras palabras: ¿qué tiene de bueno para mí la situación actual?
Si nos ponemos un objetivo que nos quita algo que para nosotros es positivo, seguramente abandonaremos ese objetivo, o nos causará algún perjuicio.
Por ejemplo si fumamos para relajarnos, y dejamos de fumar, nos puede entrar ansiedad, con lo que volveremos a fumar, o comeremos compulsivamente para calmar esa ansiedad, y engordaremos.
Tendremos que buscar algo que sustituya este beneficio de la situación actual, para que no impacte en la consecución de nuestro objetivo.
8 – Chequeo Ecológico: si consiguiera este objetivo hoy mismo, ¿cómo afectaría a mi vida, a mi entorno, a mi familia o a las personas que me rodean?
Dicho con otras palabras: ¿qué tendría de malo para mí el acercarme o conseguir el objetivo?
Si por ejemplo decido ir al gimnasio todos los días y saco ese tiempo de estar menos rato con mi familia, puede que afecte a mi entorno de forma perjudicial, y que mi familia reclame ese tiempo conmigo.
Tendremos que buscar la manera de que el acercarnos, o conseguir, el objetivo, no tenga ese impacto perjudicial en mi vida y en mi entorno.
Una vez tengamos claros estos puntos es importante plasmar nuestros objetivos por escrito. Así podremos revisarlos según vaya avanzando el año, cuando el ajetreo del día a día nos haga olvidar las metas que deseamos conseguir. Según los revisemos podremos o felicitarnos por los resultados conseguidos o tener un acicate para “ponernos las pilas” 😉
Ejemplo: Bajar de Peso
Vamos a poner un ejemplo: supongamos que hemos echado unos kilitos con los polvorones de navidad, y decidimos que este año ya vamos por fin a “dejar de estar gordo” o “bajar de peso”. Redefinamos este deseo según las reglas de un Objetivo Bien Formado:
¿Está el enunciado en positivo? En lugar de “no quiero estar gordo” o “quiero bajar de peso” podemos decir “voy a estar en mi peso ideal”.
¿Está la meta bajo nuestro control? Salvo que alguien nos fuerce a comer a punta de pistola, sí: en la mayoría de los casos sí que podemos elegir lo que comemos y el ejercicio que hacemos, salvo problemas metabólicos graves, esta meta está bajo nuestro control.
¿El objetivo está claramente especificado? Sí, aunque podríamos especificarlo aún mas: “voy a pesar 75 kgs el 1 de Marzo”. Este objetivo puede medirse con precisión, otros como por ejemplo “voy a involucrarme más en mi relación de pareja” no son tan fácilmente cuantificables.
La pregunta es: ¿podría un observador externo determinar si el objetivo se ha logrado o no, sin lugar a dudas? Si es así, el objetivo está bien especificado.
¿El objetivo es accesible? Depende del número de kilos que tengas que perder 🙂 Si te planteas bajar 20 kilos en una semana, te frustrarás por no conseguirlo (o te morirás de hambre, aunque así al menos sí que lo habrás conseguido).
Si el objetivo es muy ambicioso puedes atacarlo en pequeñas dosis, por ejemplo bajar 2 kilos al mes. Recuerda que si quieres hacer una bajada muy grande de peso deberás consultar con un profesional médico o nutricionista.
¿Es motivador? ¡Ya lo creo! Estar en nuestro peso ideal, con todos los beneficios de aspecto y salud que ello conlleva, es algo que motiva a cualquiera. Si no nos costara esfuerzo, todos elegiríamos estar en nuestro peso ideal.
¿Qué recursos necesito? Pues a nivel logístico, nos hará falta comprar comida sana, y si vamos a hacer deporte tendremos que elegir una actividad y adquirir los elementos materiales necesarios (p.ej. apuntarnos a un gimnasio, comprar zapatillas de deporte, etc.) Esta es la parte fácil. A nivel personal, nos hará falta una cierta autodisciplina para mantener esta dieta y no saltárnosla en cuanto nos entre la tentación y para no faltar al gimnasio la segunda semana. ¿Tenemos esta disciplina? Si no la tenemos, ¿qué podríamos hacer para conseguirla?
¿Cumple la intención positiva? ¿Qué tiene de bueno para mí la situación actual? Si por ejemplo tenemos unos kilitos de mas porque nos gusta comer bien, no tiene sentido hacer una dieta que consista en pasar hambre, ¡en el momento en que tengamos hambre, nos saltaremos la dieta! En este caso tendremos que buscar una dieta que nos permita comer lo suficiente como para no pasar hambre, o que nos permita comer determinados alimentos que nos gustan especialmente y que no queremos descartar.
Chequeo ecológico: ¿cómo afecta este objetivo al resto de mi vida y de las personas que me rodean? Aunque estar en forma sobre todo trae beneficios, siempre surgen algunas dudas: si no vivo sólo, el hecho de que yo lleve una dieta estricta, ¿afectará a mi familia o a las personas con las que convivo? ¿De donde saco el tiempo para ir al gimnasio? ¿De mi tiempo libre, del tiempo que paso con mi familia, de otro hobby? Si adelgazo bastante, ¿qué voy a hacer con toda la ropa que me quedará grande? ¿Me gastaré mucho dinero en comprarme ropa nueva?
Una vez que hemos respondido a todas las preguntas ya tendremos claro si este objetivo es lo que queremos, por qué lo queremos, cómo afectará a nuestra vida, y cómo sabremos si lo hemos conseguido o no. ¡Ya tenemos un objetivo claro y preciso!
Aquí viene la parte más complicada: pasar a la acción 😉
Foco Anual: Reequilibrar Nuestra Vida
Steve Pavlina nos cuenta una idea interesante que es focalizar nuestros esfuerzos: en un año en concreto, centrarnos en una parte de nuestra vida que queremos mejorar de forma importante, como por ejemplo nuestra carrera profesional, nuestra forma física, nuestras finanzas o nuestras relaciones sociales. Aunque nos definamos objetivos variados, poner foco en una faceta de nuestra vida en concreto, y determinar varios objetivos importantes relacionados con esta faceta, nos puede ayudar a que los esfuerzos en este año concreto estén mas concentrados en el aspecto de nuestra vida que hemos decidido mejorar.
Dedicar un año completo a optimizar una parte importante de nuestra vida que por alguna razón se haya quedado atrás (sin descuidar las demás, por supuesto) nos puede ayudar a ponernos al día en ese aspecto que tanto hemos dejado de lado.
¿Cuál es la faceta de tu vida que está más débil y que te traería un mayor beneficio si consiguieras potenciarla al máximo?
Las grandes ventajas de determinar un área de nuestra vida a la que dedicar las mayores energías y en la que poner los objetivos más ambiciosos son que conseguiremos un avance considerable en el área elegida así como un mayor equilibrio en nuestra vida por haber avanzado en un aspecto que seguramente llevamos un tiempo descuidando.
Foco Mensual: Crear Hábitos
Poner foco en un aspecto cada mes es una buena forma de avanzar a través de la creación de hábitos. Un mes es un tiempo adecuado para formar una costumbre y romper la inercia inicial de cambiar tu estilo de vida: si consigues estar un mes entero yendo al gimnasio sin saltarte ninguna sesión, o haciendo una dieta saludable y sin comer guarrerías, seguirás manteniendo ese buen hábito por inercia una vez que el mes haya acabado.
Durante el mes en que ponemos foco en un aspecto, tenemos que procurar realizar cada día al menos una acción relacionada con ese aspecto u objetivo. Por ejemplo si decidimos escribir un libro, podemos ponernos como objetivo escribir 5 páginas al día, o si nuestro objetivo es ir al gimnasio, podemos por ejemplo ir 3 días en semana, y el resto de días leer al menos un artículo o un capítulo de un libro acerca de deporte, forma física, nutrición, etc.
Doble Foco: Personal y Profesional
Otra alternativa consiste en ponernos dos focos: uno en nuestra vida profesional y otro en nuestra vida social. Por decirlo de otro modo, un foco para nuestro trabajo o carrera profesional, y otro para el tiempo libre. Y esto lo podemos tener en cuenta tanto para el foco anual como para los focos mensuales.
Por ejemplo en el lado profesional puedo dedicar un mes a mejorar mi sistema de organización para hacer más eficiente mi gestión de proyectos y tareas, o mi habilidad realizando presentaciones a clientes, y en el lado personal concentrarme por ejemplo en mejorar mi sociabilidad o mi lenguaje corporal.
Conclusiones
El 92% de las personas no llegan a cumplir sus propósitos de año nuevo (fuente). Si quieres ser de ese 8% que sí que los consigue, te recomiendo lo siguiente:
- Definir bien cada objetivo con los 8 pasos que hemos visto
- Determinar un objetivo principal en tu vida profesional y otro en la personal
- Determinar diferentes objetivos secundarios, y poner foco de uno en uno, por ejemplo uno cada mes. Crea hábitos.
- Alimenta tu motivación para ilusionarte por conseguirlos
- Desarrolla tu Disciplina Personal para perseverar hasta lograrlos
¡A por ellos! ¡Brindo por tus éxitos!
Enlaces relacionados
- Steve Pavlina tiene varios artículos interesantes, (en inglés – de momento) acerca de los propósitos para un nuevo año, que me han servido de inspiración para escribir éste: Setting Your Primary Focus, Start the New Year With a 30-Day Trial, What Kind of Year Do You Want to Have?
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