¿Qué aprenderás en este artículo?
La inercia construye el éxito
– Suzy Kassem
Recuperar la inercia
La inercia es la capacidad de seguir en movimiento.
Cuando estamos en marcha, nos cuesta poco mantenernos. Cuando estamos parados, nos cuesta bastante más arrancar.
Y a veces nos toca parar, por diferentes razones, voluntarias o involuntarias:
- Vacaciones, un puente largo o cualquier otro tipo de descanso programado como un retiro espiritual, un curso intensivo o hacerte el camino de Santiago.
- Un impacto emocional como puede ser una ruptura sentimental (muy típica en vacaciones), una pérdida o algún otro tipo de impacto que requiere de una gestión interna y que de alguna manera te deja “tocado” un tiempo
- Una enfermedad, o un accidente o lesión deportiva que te deja fastidiado físicamente durante un tiempo, además de tener posiblemente que poner foco en una rehabilitación. Y por agotamiento: a veces aunque tu no quieras parar, tu cuerpo parará por ti.
- Cualquier otra incidencia: un problema repentino o un proyecto inesperado que demanda toda tu atención o foco y te hace dejar otras cosas de lado
Y ya ni te cuento cuando te pasan varias a la vez. Yo un verano he llegado a encadenar vacaciones de desconexión con una lesión de espalda que me paralizó dos semanas con una ruptura de pareja que me dejó bastante tocado emocionalmente.
Y después de semejante parón toca ponerse de nuevo en marcha y recuperar el ritmo, ¡cuando no hay ni ganas!
Cuando tenemos un impacto externo o interno, por un lado tenemos la capacidad de recuperarnos de ese impacto, es la característica de la Resiliencia. Trabajaremos los aspectos mentales y emocionales de la resiliencia en uno de nuestros próximos talleres presenciales.
Pero una vez que nos hemos recuperado mental y emocionalmente del impacto sufrido, es muy útil recuperar esta inercia que nos va a permitir seguir enfocándonos en conseguir nuestros objetivos.
1 – Comienza por el físico
Mi referente Steve Pavlina recomienda siempre comenzar por lo físico, el deporte y la nutrición, por múltiples razones:
- Desarrollas energía que puedes invertir en el resto de áreas de tu vida
- Te da claridad mental y mejora tu estado de ánimo
- Puedes ver resultados tangibles en poco tiempo
- Te verás mejor, y los demás también te verán mejor (efecto halo)
- Te dará un empujón de motivación en el resto de áreas
Comienza por retomar el deporte y la nutrición y empezaras a aumentar tu inercia.
Y si necesitas ese empujoncito extra para empezar a hacer deporte, consulta nuestro artículo de Motivación para el Gimnasio.
2 – Establece Rituales
Los rituales personales son rutinas predefinidas que nos llevan a un estado mental y emocional concreto que deseamos tener.
Te puede ser útil crear un ritual de arranque. Te ayuda a desarrollar inercia para el día, lo cual te ayudará a desarrollar tu inercia general. Conquista el día y te será más fácil conquistar el día siguiente.
En tu ritual diario para recuperar la inercia te recomendaría incluir la práctica de la meditación mindfulness.
No sólo te ayudará a despejar y aclarar la mente, sino que te servirá para ir dejando atrás los restos de pensamientos y emociones de los impactos o incidentes pasados, para ir soltando esos lastres mentales y emocionales que te impiden volver a tu velocidad máxima.
3 – Organízate
Uno de los problemas cuando paramos en seco durante un tiempo es que empieza a invadirnos el Caos.
- Tareas que se acumulan, pilas de correos sin contestar, cosas que les debemos a la gente y no se lo hemos mandado
- Relaciones que no cuidamos y oportunidades que se pierden por no haberlas atendido a tiempo
- Nuestra infraestructura también se resiente: espacio de trabajo desordenado, papeles por todos lados…
Una vez que hemos conseguido arrancar no es útil lanzarnos de cabeza a apagar el primer fuego que veamos (salvo que tengas que resolver algo realmente importante *y* urgente).
Es más práctico dedicar los primeros bloques de tiempo y energía a la organización.
Busca el orden. Despeja tus espacios de trabajo, y utiliza el minimalismo para dejar de saturar tus sentidos, especialmente la vista.
La contaminación visual es real: trabajar con un escritorio o un despacho atiborrado de papeles y herramientas tiene un coste cognitivo.
Simplifica.
Y lo siguiente es priorizar. No puedes abarcarlo todo, así que determina la siguiente tarea a realizar.
Básicamente hay tres tipos de tareas clave por las que recomiendo empezar:
- Tareas pequeñas que cierren temas
El Efecto de la Tarea Incompleta (Efecto Zeigarnik) nos indica que nuestro cerebro mantendrá una “lista mental” de tareas sin terminar, y esta lista de tareas incompletas tiene un coste en energía mental.
Atacando a un buen montón de tareas pequeñas y quitándolas de encima de forma masiva en un corto espacio de tiempo reduciremos rápidamente nuestra carga mental de tareas pendientes.
Por ejemplo, cuando trabajaba de consultor en Telefónica, el procedimiento típico cuando volvíamos de vacaciones – si no había ninguna urgencia – era dedicar la primera mañana a despachar las docenas de correos que se nos habían acumulado en el buzón.
La mayoría no requerían más de 1-2 minutos de procesado cada uno, y no es lo mismo ver en la bandeja de entrada seis correos que doscientos. - “Deudas”
Son cosas que tenías que haber hecho, que sabes que tenías que haber hecho, y que no has hecho (porque has estado parado).
Estas tareas, además de la propia carga mental por no haberlas completado, nos pueden generar un cierto sentimiento de culpa por no haber hecho lo que debíamos.
Especialmente si hay alguien al otro lado esperando tareas que “debes” desde hace mucho tiempo y te hacen sentir mal.
En un futuro artículo abordaremos cómo reparar nuestros errores y atenuar la culpa en la medida de lo posible. - “Sapos”
Decía Mark Twain, y posteriormente popularizó Brian Tracy, que si lo primero que haces a primera hora de la mañana es tragarte un sapo, el resto del día será cada vez más fácil.
Si comienzas quitándote de encima la tarea que menos te apetece hacer, cuando la cierres notarás cómo te encuentras mucho mejor.
Eligiendo las tareas en orden inverso de lo que te apetece hacer, cada vez te será mucho más fácil abordar la siguiente.
¡Justo la inercia que estamos buscando! - Tareas importantes
Si no te quedan tareas pequeñas que cerrar, deudas ni sapos, elige aquello que sea más importante y prioritario para ti.
Aquello que te vaya a dar un mayor resultado a medio/largo plazo.
Normalmente esto suelen ser proyectos más grandes, con lo que seguramente no lo completarás entero, pero sí puedes completar un hito importante.
Por ejemplo, si estás escribiendo un libro, quizá puedas dejar hoy terminado un capítulo.
Trabajar en estas tareas te da una importante sensación de progreso y de que estás trabajando en algo con un impacto real en tus resultados.
Al seleccionar una tarea (o un conjunto de tareas) para priorizar, intenta que sea una que puedas terminar y dejar cerrada en el tiempo que tienes disponible para trabajar. O al menos, que puedas realizar un avance significativo.
Así reducirás la complejidad de tu pila de tareas pendientes – cerrar temas te ayuda a recuperar inercia.
Y una vez que has seleccionado, foco.
4 – Foco en una tarea
Elegida la tarea, es cuestión de ponerle foco y trabajar en ella hasta que se termina. Siguiente tarea.
Un problema típico, que a mí me pasa constantemente, es que al tener un montón de tareas e intentar hacer una, se me va la mente a las otras 20 que no estoy haciendo. Y me agobio.
Es tu cerebro intentando decirte “hey!!! esto es importante, pero también tienes estas otras 20 cosas pendientes!!”.
Gracias cerebro! Tienes razón, pero ahora no es el mejor momento para recordármelo.
Ya sé que tengo otros 20 temas pendientes. De hecho, están todos apuntados para que no se me olviden. Recordarlos ahora sólo distrae mi atención y mi energía de la tarea en curso.
El gato que quiere cazar dos ratones a la vez, terminará sin cazar ninguno.
Respira hondo. Pon el móvil en silencio. Elimina todas las distracciones.
Aplica bloques de tiempo. En los 25 minutos en los que estás concentrado en tu tarea, el mundo exterior no existe.
Si se te resiste, aplica la Fuerza Arrolladora.
Hasta que la pulverices.
Siguiente tarea.
5 – Estructura
Una vez que has recuperado inercia a nivel de productividad personal, es importante revisar la estructura.
Aquello en lo que no pones foco durante un tiempo se degrada.
Y las estructuras en tu vida no son una excepción.
¿Y qué es estructura? Pues lo que va más allá de las tareas puntuales, el conjunto de elementos organizados que te permite avanzar de una forma más eficiente:
- Tus hábitos
- Tus procesos y sistemas
- Tus herramientas y plataformas (técnicas y tecnológicas)
- Tus delegaciones (el trabajo de otras personas, que depende de ti)
¿Qué cosas a nivel sistémico puedes arreglar, reparar o mejorar?
6 – Paciencia
No intentes acelerar de 0 a 100 en medio segundo.
O terminarás quemado.
Sistemas como el de este artículo te servirán para acelerar rápido, pero tampoco te interesa acelerar demasiado rápido.
Si vuelves al gimnasio después de tres meses sin ir, e intentas levantar el mismo peso que levantabas antes, el primer día, tienes muchas papeletas para que te toque una lesión.
O como mínimo tendrás unas agujetas infernales y estarás más desmotivado para el próximo día.
Paciencia, pequeño saltamontes.
Reconquista cada hábito poco a poco:
- No intentes restablecer todos los hábitos de una vez. Si hoy te saltas la meditación no pasa nada. Si vas al gym cada 3 días en vez de cada 2 no pasa nada.
- Para cada hábito, empieza por menos. Con hacer acto de presencia es suficiente. Una técnica útil es el 50%. 50% del peso en gym, 50% de duración de tu sesión de meditación…
El cuerpo y la mente tienen más memoria de la que crees. Salvo que seas deportista de élite, o músico profesional, y tengas que entrenar todos los días para no perder nivel (y en ese caso sabes perfectamente, y mucho mejor que yo, cómo tienes que hacer para mantenerte), el cuerpo y la mente te van a llevar al punto en el que estabas, más rápido de lo que crees.
Es cuestión de vencer la inercia de estar parado y cambiarla por la inercia de la acción.
7 – Despega !
Comienza a utilizar tu inercia a tu favor y despega!
Conclusiones
Tras un parón es muy útil recuperar la inercia. Volver a pasar de 0 a 100. Podemos acelerar este proceso con un sistema, por ejemplo:
- Comienza por el físico
- Establece rituales
- Organízate
- Pon Foco en una tarea
- Pon Estructura
- Ten Paciencia
- Despega!
Aprender a crear y mantener tu inercia es una capacidad que te puede resultar muy útil en múltiples contextos. Si quieres ver otro enfoque sobre el tema te recomiendo este artículo de mi amigo Ángel Alegre: El Poder de la Inercia.
B.tardes Miguel soy Jesus un seguidor tuyo.
Quiero que sepas que tus articulos son de mucha utilidad para mi.
Soy un hombre con etica de trabajo,y me considero un GRAN LUCHADOR en esta vida.Muy constante en mi dia a dia.
Tus articulos me estan ayudando a conseguir mis objetivos.
Tengo admiracion por personas como tu,que le gusta ayudar a los demas.
Sabiendo las adversidades de la vida,y como funciona este mundo.
Se agradece y mucho tus articulos,mil gracias de corazon.
Un cordial saludo
Jesus
Muchísimas gracias por tu comentario Jesús,
Considero que es clave en la vida luchar por nuestras metas, nuestros seres queridos y aquello que consideramos justo o importante. A por todas!
Por mi parte, yo me considero un ingeniero del desarrollo humano. Mi objetivo es analizar y experimentar con los procesos y sistemas que hacen que esa lucha sea más fácil, y que nos permiten obtener cada vez mejores resultados.
Me alegra que nuestros artículos te sean muy útiles, y espero que los siguientes lo sigan siendo y cada vez más.
Un fuerte abrazo,
Miguel
Espectacular artículo como siempre. Especialmente útil en todos los sentidos. Gracias por tu aportación Miguel.
Por mi parte añadiría una pequeña parte a quién le sea útil.
Hay determinados impactos que activan lo que denominamos duelo. Entender las fases de duelo y darles un espacio puede ayudarnos a permanecer cuerdos y centrados en recuperarnos desde un punto de vista emocional.
A algunas personas nos ayuda dar cabida a estas emociones asociadas a las etapas: negación, ira, depresión, aceptación… Entendiendo que no hay un orden real, si no que se intercalan con otro tipo de emociones ligeras como euforia, ilusión, esperanza…
Dar cabida a esto en su tiempo y espacio determinado ayuda a no pararse más que cuando nos es necesario para poder entender de dónde vienen y sacar un aprendizaje que sea duradero.
Brutal el artículo, muchas gracias!
Muchas gracias por tu comentario Vanessa,
Estoy completamente de acuerdo contigo, y coincido en tu visión de las etapas del duelo. No las he incluido por no alargar más el artículo y porque un parón puede sobrevenir por diferentes causas, y no todas necesariamente necesitan un duelo para superarse (iba a mencionar las vacaciones, pero quizás para algunos el final de las vacaciones también conlleva un duelo :P).
En mi experiencia, cuando se empieza a salir del duelo en la fase de aceptación es un buen momento para poco a poco ir retomando nuestros hábitos, así por un lado despejamos la mente y por otro vamos cogiendo de nuevo esta inercia que mencionamos.
Muchas gracias por tu comentario, un fuerte abrazo.